Hace 2 días | Por oghaio a eldiario.es
Publicado hace 2 días por oghaio a eldiario.es

Asociamos los cuentos a historias apacibles, ideales para contar a los niños antes de irse a dormir. Sin embargo, sus orígenes fueron mucho más brutales y propicios a las pesadillas. Estas narraciones empezaron transmitiéndose oralmente como un pasatiempo para adultos donde violencia y sexo estaban presentes pero fueron adaptadas posteriormente, cambiando de forma sensible su contenido.

Comentarios

o

... por eso es una chorrada quejarse de las adaptaciones actuales. Siempre se han adaptado para el público del momento. Es más, me atrevo a decir que es conveniente que en las adaptaciones ocurran ese tipo de cambios, siempre y cuando los anteriores no se destruyan, como una medida de los valores, aunque sea idealizado, de la sociedad del momento.

f

#2 "para el público del momento"
Ahí está el tema.

Enésimo_strike

#2 antes eran duros porque querían dar una moraleja a los niños que les sirva de advertencia; no comas lo que de un extraño, no confíes en desconocidos, no andes solo por ahí, el que se esfuerza más no acaba comido por el lobo feroz etc. ahora se ensalzan otro tipo de mensajes pero sigue habiendo moraleja

HeilHynkel

Aquí hace falta una peli de caperucita protagonizada por Samuel L.Jackson.

En unos años el cuento sería:
- Dímelo de nuevo hijoputa ... dime de nuevo que tienes esos dientes para comerme mejor .. dímelo si te atreve ... ¡te desafío!

Iba a molar un puñao.

oghaio

#1 Pues imagínate una peli como en la versión más antigua de la Bella Durmiente, en la que el príncipe (rey en este caso) abusa de ella y la viola, aprovechándose de que está dormida...

f

#4 Y la deja preñada de gemelos si no recuerdo mal.

dmoralesdf

#4 o que se hace la dormida en un ejercicio de disociación, para protegerse del dolor emocional y físico de la experiencia traumática de ser violada continuamente por un príncipe.

Caravan_Palace

#1 o la versión yonki

F

#1 Te reto*

j

A mi el tema de los cuentos me fascina porque, como dice el artículo, no son lo que parecen.

Recomiendo las charlas de Antonio Rodríguez Almodóvar, del que he leído "Cuentos al amor de la lumbre".