La idea era que los barcos fueran vistos, "pero vistos incorrectamente", explica Jennifer Marland, del Museo Nacional de la Armada de los Estados Unidos. Si se pudiera usar pintura para distorsionar los ángulos de un barco, según se pensaba, eso "haría difícil que un submarino apuntara eficientemente al barco". "Las líneas fuertes y distractivas enmascararían el arco, la popa y las secciones que podrían usarse para estimar el alcance, la velocidad o el rumbo de la nave", dice Marland.
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