Publicado hace 7 años por packandclick a historiasdelglobo.blogspot.com.es

Observaba sus manos, manos envejecidas y cansadas después de una larga vida de luchas, tanto bélicas como políticas. Había nacido hacía ya muchísimas lunas, tantas que su memoria no lograba recordar. El día en que sus padres, aristócratas bereberes le habían dado el nombre de Dahia, un nombre que ya nadie utilizaba para dirigirse a ella desde que comenzó a encabezar la resistencia del pueblo bereber contra el Imperio Musulmán de los Omeyas de Damasco.

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