Cuando los vecinos de Madrid vieron a una cuadrilla de trabajadores clavando los picos en plena Puerta del Sol, no sabían a qué atenerse. Los hombres habían llegado con un carro de bueyes lleno de herramientas y una pequeña grúa, y empezaron a excavar un pozo hacia el subsuelo de Madrid. En los meses siguientes se acumulaban pilas de escombros, quejas de los vecinos y multas a la empresa encargada de las obras. Así nacía el Metro de Madrid. Era 1917 y empezaban las obras del tren subterráneo de la ciudad.
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