Al artista le tomó varios meses enseñar al dron a reproducir con pintura los bocetos del artista. Primero, Misha Most compuso un boceto vectorial, que luego se convirtió en un conjunto de puntos. Después, se creó un programa que indicaba, por estos puntos, a dónde debía volar el dron, y en qué lugar -con la misma velocidad e intensidad-, rociar la pintura de la lata.
Menuda puta mierda. Sin Occulus Rift no tiene sentido en 2017.
A las solteras: gente de este tipo tiene pasta para gastarla en juguetitos y acrílicos sin pegar un palo al agua, tenemos un mancebo apuesto de buen parné que ni siquiera parará quieto en casa.
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Menuda puta mierda. Sin Occulus Rift no tiene sentido en 2017.
A las solteras: gente de este tipo tiene pasta para gastarla en juguetitos y acrílicos sin pegar un palo al agua, tenemos un mancebo apuesto de buen parné que ni siquiera parará quieto en casa.