Es justo decir que la Casa E-1027 no ha tenido una vida particularmente de ensueños: sobrevivió las profanaciones de Le Corbusier, las balas del ejército nazi, las orgías con drogas de Peter Kägi y su total abandono. Sin embargo, su futuro se ve más optimista: Cap Moderne —la organización que se ha dedicado a rehabilitar el edificio para convertirse en destino cultural— ha iniciado una campaña de financiamiento colectivo para continuar con la restauración del edificio.
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