Hace 8 años | Por --418333-- a lagrietaonline.com
Publicado hace 8 años por --418333-- a lagrietaonline.com

Magrinyà nos advierte de la extendida teoría que define el lenguaje literario como aquel que se aparta del lenguaje normal, es decir, del que utilizamos todos los días. Y el problema está aquí, en que precisamente «mucha gente aplicada en “escribir bien” se ha creído esto». ¿Consecuencias? El gusto por lo aparatoso, el embrollo, la cursilería, la redundancia etc. Algunos encuentran irresistible el uso de sinónimos que hace años dejaron de circular en el lenguaje hablado (porque ya en su día se consideraron carcas) y los lanzan al papel con...

Comentarios

pacofrisco

Se habrán contagiado de la jerga jurídica. Inasequible, rimbombante, pedante y divisoria.
Quiero disfrutar un texto, no sufrirlo.

D

"Los ejemplos sobran, y Magrinya recurre a estos constantemente para que asimilemos los errores y, de paso, para que nos echemos unas risas. Nos encontraremos con personajes de movimientos muy convencionales que constantemente sacuden la cabeza y arquean las cejas, orquestas que perlan mágicas notas, objetos que desafían las leyes de Newton cayendo pesadamente (o abogados de currículum pesados) y, en fin, muchísimos más ejemplos que nos conviene asimilar antes de lanzarnos a escribir y que la mayoría de las veces pasamos por alto."

No sé que opinará de esto Arturo P. Reverte donde sus personajes "constantemente sacuden la cabeza y arquean las cejas,..." !Ah!... y se mesan los bigotes y los cabellos. Saludos.