Hace más de un milenio, un gato se topó con una pieza de cerámica recién hecha. Puso sus patas sobre la arcilla, que todavía era algo maleable, y la presionó. Ahora, después de analizar cuidadosamente un trozo de la jarra, los arqueólogos dicen que es la evidencia más antigua conocida de un gato “amasando”, un comportamiento a veces conocido como “hacer galletas”. “Creemos que el gato estaba amasando en lugar de simplemente descansar sobre la jarra porque sus garras estaban extendidas y dejaron marcas profundas en la superficie de arcilla”.
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