"No jugamos con la vulva en la mesa. Ve a lavarte las manos y termina de cenar", la regañé. Ella asintió, corrió a lavarse las manos y acabó con su cena. Los niños pequeños se tocan. Mucho. Les resulta fascinante. Cuando eres niño, no tienes sentido de la vergüenza, del asco, ni del miedo a tu cuerpo. Tu cuerpo es lo que es. Hace lo que hace. Y todo lo que hace es sorprendente, porque no eres lo suficientemente mayor para sentir dolor lumbar. No es sexual... es un hecho.
Comentarios
Spam AEDE #0
Niño, no metas la polla en la limonada, que luego lloras.