En 1798 Francisco Fabián y Fuero encargó que le trajesen muestras de un fruto sudamericano, el cacahuete, con las que esperaba enriquecer la colección del jardín botánico de Puzol. El responsable de cumplir el encargo fue el canónigo Francisco Tabares de Ulloa, que de esta forma se convertiría en el introductor del cacahuete en la Península Ibérica. La especie pronto despertó interés. Ese mismo año se experimentó para obtener chocolate a base de cacahuete tostado, resultando que el producto final no solidificaba a causa de su riqueza en grasas.

Comentarios

Muy curioso e interesante, gracias.

l

Con aceite de cacahuete funciono el primer diesel.

jdhorux

Curioso. También curioso como parece que alguien no quería aceite de cacahuete para poder vender de oliva, no? Quizá no he interpretado bien esa parte

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La fábrica se mantuvo hasta 1998, y a ella acudía el vecindario del barrio a adquirir aceite a precios económicos. Ese año fue expropiada para iniciar las obras del proyectado parque de Marchalenes. Se habló de dedicar sus instalaciones a usos socioculturales o incluso de aprovechar su maquinaria para convertirla en museo del aceite. Nada se hizo sin embargo, pese a las promesas grandilocuentes y el edificio, lleno de vida y actividad hasta hacía pocos años, se degradó hasta ser pasto de las llamas el 26 de marzo de 2006, ocho años después de una expropiación que vino seguida de dejadez, abandono y promesas incumplidas. Hoy es una ruina calcinada para la que los vecinos piden solución, ya sea esta el derribo de la ruina o el cumplimiento de lo prometido. La histórica aceitera de la familia Alfonso corrió mejor suerte: instalada tras la expropiación en el polígono industrial El Bovalar es hoy la empresa Olysol, productora de aceites vegetales, biológicos y aromáticos que exporta a paises como EE.UU o Japón, entre otros.

Políticos mintiendo y estafando, qué raro.