Hace 6 años | Por libres a cienciasinmiedo.es
Publicado hace 6 años por libres a cienciasinmiedo.es

Fake Silk nos muestra la terrible historia del disulfuro de carbono como tóxico industrial, donde se entremezclan cuatro actores: médicos/investigadores, políticos/reguladores, trabajadores/ciudadanos, e industria. Nos enseña la desesperante distancia que existe entre la aparición de evidencias científicas y la adecuación de las normas pertinentes, que no llegan a ser totalmente protectoras debido a las presiones de la industria y a la inoperancia o desvergüenza de los políticos, e incluso de investigadores que se venden al mejor postor...

Comentarios

libres

... No es una historia nueva, ciertamente, todos conocemos lo sucedido con el tabaco o el amianto, por ejemplo, y lo que está suciendo más recientemente con el glifosato o la contaminación electromagnética. Pero sí que Paul Blanc consigue hacernos ver cómo incluso en un caso menos conocido o impactante, se replican las mismas circunstancias que en otras historias de tóxicos.

Fake Silk es también un homenaje a todos esos médicos e investigadores que fueron mostrando las evidencias sobre la toxicidad del disulfuro de carbono, y que contribuyeron a que se establecieran límites y normas de protección. Blanc va contando con maestría la secuencia de los hechos de tal modo que el lector siente impotencia a medida que se va sumergiendo en el texto, y piensa: “¿pero cómo es posible que con todas las evidencias no se hubieran tomado medidas antes?”.

Decenas de miles de personas han sido envenenadas desde la mitad del siglo XIX hasta nuestros días. Y aunque es cierto que en las últimas décadas los trabajadores están más protegidos, los impactos en el entorno siguen siendo imperdonables. El reciente informe de Changing Markets (comentado anteriormente) sobre la industria de la viscosa refleja la realidad de unas fábricas que están contaminando el aire y las aguas de las zonas de producción, afectando a personas y ecosistemas. Son fábricas del “patrio trasero” del mundo, que proveen a las grandes marcas de ropa que lucimos principalmente en Europa y Estados Unidos. Las alternativas menos contaminantes a la producción de viscosa existen, pero se necesita más investigación para proponer nuevos métodos más limpios, y desde luego más y mejor regulación para impedir las atrocidades ambientales que se están cometiendo. La responsabilidad de las grandes corporaciones debería ser innegociable, y hay que exigir que se implementen de manera efectiva (Martínez, 2017).

Fake Silk es un libro sobresaliente que todos deberíamos leer; nos enseña sin estridencias ni altibajos que hemos de ser ciudadanos mucho más concienciados y críticos con la realidad que nos rodea y, bajo mi punto de vista, que debemos de exigir lo siguiente: (1) Que se investiguen las posibles amenazas a la salud de las personas y al entorno (en la actualidad hay decenas de miles de sustancias químicas en uso sin estudiar en profundidad); (2) Que se hagan leyes al respecto; (3) Que esas leyes estén en consonancia con la evidencia científica actualizada (por ejemplo, no lo está en el caso del glifosato o de la contaminación electromagnética); (4) Que haya mecanismos eficientes para comprobar que se cumplen esas leyes y se sancione debidamente a los infractores; (5) Que los intereses económicos no contaminen ninguno de los 4 puntos anteriores, y si lo hacen (que constantemente sí lo hacen) la sociedad tenga la capacidad de identificarlos y discriminar esa información

Algunos pueden pensar que todo esto es alarmismo innecesario. Hemos oído esta cantinela de la alarma social muchas veces: “Tranquilos, no pasa nada, no seáis alarmistas”. Pero recordad que esa acusación de alarmismo es una forma de manipulación social empleada por el establishment, por los poderosos sin escrúpulos y sus cómplices o palmeros (Martínez, 2016). Este libro es una muestra más de que la realidad es mucho más aterradora de lo que podamos pensar, y que en estos casos es bastante más inteligente y coherente ser “alarmista” (que verdaderamente es exigir que se respeten nuestros derechos) que mirar hacia otro lado por ser un sinvergüenza o por ser, directamente, un estúpido.


Jose A. Martínez
"Fake Silk: Un excelente libro"
http://www.cienciasinmiedo.es/b261