Hace 2 años | Por candonga1 a eldiario.es
Publicado hace 2 años por candonga1 a eldiario.es

Aferrado al ataúd de su hijo, Vincenzo Agostino juró solemnemente que no se cortaría el pelo ni la barba hasta que se hiciera justicia. Fue en agostosi de 1989, cinco días después de que dos sicarios de la mafia en motocicletas asesinaran a Antonino Agostino, un oficial de policía, y a su mujer, Ida, que estaba embarazada de cinco meses.

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