Cada vez son más las aldeas y los pueblos españoles y portugueses que empiezan a ver el arte en todas sus variantes –arte urbano, contemporáneo, arte público/participativo, 'land art', etc.- como un buen recurso para evitar la despoblación, favorecer la llegada de nuevos habitantes y visitantes que les insuflen energía cultural y vital, y, en definitiva, emitir señales de vida en dos países, como son España y Portugal, cada vez más urbanos y focalizados en los intereses de sus principales ciudades.