Los videojuegos han dejado de ser solo entretenimiento para convertirse en espacios donde se plantean dilemas éticos, decisiones morales complejas y exploraciones filosóficas profundas. En muchos mundos virtuales, las acciones del jugador tienen consecuencias que permiten reflexionar sobre el bien, el mal, la libertad o la justicia. La intersección entre filosofía y videojuegos abre un campo fértil para repensar cómo interactuamos con lo digital y cómo eso moldea nuestra percepción del mundo real.
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Esta dimensión ética también se extiende a:
El desarrollo de los videojuegos (¿quién tiene voz? ¿quién representa qué?).
Las mecánicas de recompensa y castigo.
Las narrativas que refuerzan o cuestionan estereotipos
Añadiría otra dimensión como es la de los mundos abiertos de un solo jugador. La mayoría las acciones no suelen repercutir en el desarrollo de la historia pero van creando la imágen que quiere darle el jugador a su personaje: esa es la parte de la obra que no surge del artista que la crea si no de la imaginación del espectador que la presencia.
El GTA3 San Andreas hacia muy bien eso de crearte un PJ en base a como te veias como gangster. Te podias poner fofete, cuadrado o como un palo.