Hace 8 años | Por --499075-- a metode.cat
Publicado hace 8 años por --499075-- a metode.cat

A Franz Joseph Gall (Tienfenbronn, 1758 - París, 1828) se le reconoce el mérito de haber propuesto una visión del cerebro humano con funciones específicas localizadas. Defendió una doctrina, la craneología, conocida más tarde por frenología, que provocó una amplia controversia en los ambientes científicos europeos, particularmente cuando el cirujano francés Paul Broca (Sainte-la Grande, 1824 - París, 1880) demostró en 1861 la existencia de un centro regulador del habla en la tercera circunvolución frontal.

Comentarios

D

#0 muy buen artículo.

En la actualidad, la frenologia, tal como Gall la asumía, está totalmente superada. Pero el localizacionismo (junto con el asociacionismo, por supuesto) es la base de la neurociencia actual. Trabajos como los de Brodmann, dan cuenta de ello.

ewok

"Como consecuencia de estos estudios Gall concluyó que el cerebro humano contiene veintisiete facultades, de las que diecinueve las comparte con los animales".
Aquí las 27:
http://jralonso.es/2011/09/08/el-organo-cerebral-de-la-avaricia/
Está claro que 25 de estas 27 regiones cerebrales con una función determinada, simplemente no existen. Las dos restantes (14 y 15) están relacionadas con el lenguaje y la memoria de las palabras y pueden relacionarse con áreas cerebrales realmente existentes.
#1 Sí, solo acertó en la idea general, pero eso ya fue un gran avance.

D

#1 Sí, por eso mandé el artículo. Es una pena cómo se infravalora a Gall y la frenología, poniéndola al mismo nivel que la homeopatía. Aunque la mayoría de sus conclusiones fueron descartadas, la premisa de la frenología fue muy revolucionaria; hoy en día lo tenemos más que asumido, pero en su tiempo fue perseguido por la Iglesia por sus hipótesis: la inteligencia y la personalidad residen en el cerebro y no en el alma.

D

#3 diseccionar cerebro;, buscar dónde estaba alojada cada función; pensar que el cerebro no son un montón de sesos apiladossin más, que el funcionamiento tenía que tener alguna suerte de organización... sin lugar a dudas, sus ideas fueron el germen de la neurociencia moderna.