Hace 2 años | Por Andaui a elconfidencial.com
Publicado hace 2 años por Andaui a elconfidencial.com

Estatuaria de purpurina, parecía que el estilo de Paolo Sorrentino empezaba a devorarse a sí mismo. Resulta que el que fuera ganador del Oscar por su brillante actualización del “realismo mágico” de Fellini (a la terminología ajada mejor entrecomillarla) había empezado a replicar los oropeles dorados y decadentes que sus personajes adoptaban. Aquellos puentes que se elevaban desde una terrenalidad sensual, de la carne, y una espiritualidad preciosa empezaban a resultar demasiado concurridos, el éxtasis vuelto lugar común.