Una suciedad visual que es, según sociólogos y psicólogos, a la vez manifestación de la marginalidad en los barrios degradados, y motor de la misma. Sus habitantes, por un impulso natural y común a todos los humanos, tienden a percibir como más amenazante su entorno si éste se encuentra sucio, con elementos del mobiliario urbano ausentes o rotos, y paredes con pintadas. El proceso puede también invertirse. Un entorno con grafitis estéticamente atractivos creará en los pobladores las reacciones psicológicas contrarias.
Comentarios
Con todos los respetos, no deberíamos "romantizar" a los grafiteros. Tienen los barrios hechos una puta guarrada. Que hagan graffitis en su puta casa o que se metan los sprays por el culo.
#1 Sería una sabía decisión. No te voto por qué no puedo.
#1 totalmente de acuerdo pero el artículo no habla de eso, sino de decorar barrios marginales con artistas del graffity y promovidos por alcaldes y concejales
#3 leer el artículo está sobrevalorado
#1 pretendes arrebatarnos cosas como está?