Publicado hace 5 años por Sedicenucelar a rinconesdelatlantico.com

Aceptar la teoría de la evolución le costo nada menos que la excomunión por parte del obispo Urquinaona y Bidot, cuyas consecuencias no sólo fueron la contrariedad familiar y la exclusión social, sino también económicas. Grancanario, prohombre, fue un singular mecenas protector de la cultura, que a costa de un notable esfuerzo personal –en palabras del insigne historiador Dr. don Antonio Rumeu de Armas- ha legado a la posteridad el mejor museo de que dispone el Archipiélago canario sobre las culturas aborígenes.