Conocer La Habana exige de hacerlo con calma y templanza. Bella, vetusta y musical, la capital cubana ofrece en cada rincón una hermosa y peculiar idiosincrasia. El cierto aire decrépito y vetusto que exhalan las calles y desprenden los edificios es precisamente su principal encanto. Una ciudad para conocer sin prisas, con la parsimonia propia de los cubanos. A ritmo de son caribeño.
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¿Lo decrépito es su encanto? Anda a cagar.