Hace 4 años | Por VicPadawan a elperiodico.com
Publicado hace 4 años por VicPadawan a elperiodico.com

El día en el que su pincel remendó un pedacito del lienzo del ‘Dos de Mayo’, que todavía arrastra heridas de los traslados de la Guerra Civil, la restauradora Elisa Mora se estremeció. En los recuperados pantalones rojos del mameluco quedó su pincelada junto a la del genial Goya. Es una de esas emociones únicas que depara pertenecer al exclusivo club de los 400 trabajadores del Prado, habitantes de una de las más importantes pinacotecas del mundo.