Vertigo (1958) podría considerarse la cinta más “aristocrática” de Alfred Hitchcock, en el sentido que dio Nietzsche al término. Una película para “aprender a mirar”, para dejar que sean las cosas las que se acerquen a nuestros ojos. Pero eso no quiere decir que sea una película excluyente. De hecho, una de sus virtudes es que Hitchcock prepara al espectador para el deleite visual y narrativo que le espera.
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Otro abusador
https://elpais.com/elpais/2016/10/30/estilo/1477859095_943270.html
Entre las cinco mejores películas de la historia.