La muerte del actor obliga a una reconsideración de su carrera: quizá no fue solo una cara bonita. Helmut Berger fue un actor extraño. Quizá ni siquiera se le pueda llamar «actor», por lo menos en el sentido tradicional de la palabra: carecía de técnica, se limitaba a prestar su cuerpo y su rostro a los personajes que determinados cineastas le confiaban y, sobre todo, jamás se esforzó lo más mínimo por ir más allá de eso.
Trabajó en España para los intentos de crónicas históricas de Antoni Ribas. Por lo que tengo visto y entendido le sacó toda la pasta que pudo y entregó unas interpretaciones muy flojas.
Comentarios
Trabajó en España para los intentos de crónicas históricas de Antoni Ribas. Por lo que tengo visto y entendido le sacó toda la pasta que pudo y entregó unas interpretaciones muy flojas.