Hace 9 años | Por mr_b a vozpopuli.com
Publicado hace 9 años por mr_b a vozpopuli.com

Cuando Jens Ormö se encarama a lo alto del andamio y prepara el cañón para el disparo recuerda a la imagen tópica de un científico “jugando a ser Dios”. La sala, de unos 100 metros cuadrados, contiene una plataforma en forma de embudo de 7 metros de altura y 3 metros de diámetro con un gran tanque con arena especial. Tras colocar las cámaras y focos, Jens se sitúa detrás de una cristalera antibalas y acciona el dispositivo. Un instante después, el proyectil sale despedido del cañón a unos 1800 km/h e impacta sobre la arena formando un cráter.