Publicado hace 4 años por --641639-- a lacantabriaburgalesa.wordpress.com

La organización del uso de los hornos comunales se reducía al acuerdo entre los vecinos para empezar a cocer. El primero que calentaba el horno necesitaba más leña que los que vinieran después a cocer. Cuando estaba muy frío el horno, entre todos llevaban leña para calentarlo la primera vez, porque el primero que cocía gastaba mucha leña. El modo de pedir la vez para cocer en el horno comunal era preguntar: ¿Quién tiene el fermento?

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En otros pueblos de Burgos, que yo recuerde, había un modo similar en el que se consensuaba entre los vecinos con hornera propia (cuando no había un horno comunal), a quién tocaba cocer para el resto del pueblo, rotándose las familias encargadas en su elaboración cada vez que era preciso.
La hornera de la casa de mis abuelos pasó a ser un gallinero hace unos cincuenta años, cuando comenzaron a establecerse obradores -aún artesanales, pero con cierta capacidad de producción- que hacían la venta ambulante en los pueblos colindantes para abastecerles de sus productos (con alguna variedad más de pan, y algo de repostería tradicional).
Algunos, aún hoy, las conservan no tanto para cocer pan, si no para asar, por ejemplo, cordero en ocasiones puntuales.

Artillero

Yo siendo crío he preparado el horno de mi abuelo, aunque no para preparar pan, sino rosquetes y bizcochos, que son unos dulces típicos de Cádiz en semana santa, y que te aguantan una barbaridad metidos en una talega de tela en un sitio oscuro. Al principio se usaba hierba seca para caldear el horno el día anterior, y el día que se iban a preparar los dulces, a la mañana se volvían a calentar con leña menuda, y a la tarde ya se metían las bandejas con los bizcochos y rosquetes.
Y por cierto, los bizcochos son una especie de pan dulce, con almendra y anís, y que se metían dos veces en el horno, la primera vez la barra entera, y la segunda vez cortada en rebanadas. Algo similar al pan/galleta que llevaban los barcos antiguamente.