Hace 20 horas | Por Amonamantangorr... a msur.es
Publicado hace 20 horas por Amonamantangorri a msur.es

Igual que Miguel Ángel convirtió a Apolo en Jesucristo y Van Bijlert lo hizo a la inversa, no hay nada más natural hoy día que colocar en el centro de una mesa de la Última Cena a los exponentes de la nueva religión que está intentando conquistar el mundo mediante su misión universal: la mitología LGBTQ, casi tan incomprensible en sus misterios como la cristiana, tan exigente en términos de fe como aquella y defensora de los mismos conceptos, empezando por las Dos Naturalezas unidas en el cuerpo «no binario»...

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Amonamantangorri

"... la transubstanciación (de hombre a mujer, en este caso, en lugar de cereal a carne), la inmaculada concepción por parte de quienes afirman no ser mujeres, la condición del Hijo del Hombre concebido en un útero esclavo… En fin, toda la parafernalia del Patriarcado clásico que ya inspiró el cristianismo.

La religión queer, con su insistencia de que los conceptos de «hombre» y «mujer» no lo define la anatomía sino la actitud social o hasta espiritual que adopta cada persona, es la perfecta reinterpretación moderna de los roles sexuales impuestos por Dios en el Antiguo Testamento y cimentados por la Iglesia. Junto a su parte de enaltecimiento del sufrimiento corporal y la mortificación de la carne para elevar el espíritu, hasta el punto de la automutilación: «Por tanto, si tu mano o tu pie te hace tropezar, córtalo y échalo de ti. Y si tu ojo te hace tropezar, sácalo y échalo de ti» (Mateo 18, 8-9)".