Hace 7 años | Por Ripio a es.rbth.com
Publicado hace 7 años por Ripio a es.rbth.com

“Sagaan san” significa “tiempo blanco”: la época en la que las comunicaciones entre la isla de Oljón y el continente se suspenden hasta que aparece el hielo de nuevo. El lago Baikal se sumerge en la niebla y los habitantes locales solo se hacen una pregunta muy sencilla: ¿dónde pescar y conseguir agua?

Comentarios

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#1 Un sitio alucinante

Mister_Lala

#2 Para un ratito, sí, y para ir con niños, también, porque los complejos hoteleros están llenos de pequeñas fantasías para ellos.
Yo estuve 4 días. Visité la roca del chamán, el puerto abandonado, el bosque, la iglesia del pueblo,... Me sobraron dos días en los que me aburrí (posiblemente porque fuera de la temporada turística aquello está muerto).

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#1 No es por pincharte el globo, pero lo que describes tiene poco de único. Excepto por la parte turística, acabas de describir casi todos los pueblos de Europa del este. No lo digo en coña.

Yo he visitado hasta alguno de sólo veinte habitantes, y para describirlo podría repetir palabra por palabra tu comentario.

Da gracias a que tú fuiste en primavera. No sabes lo divertido que es en invierno sacar el cubo del pozo para lavarse o salir de casa a buscar un árbol para mear a quince bajo cero. Para los que vivimos en entornos urbanos, la palabra ”pintoresco” de queda muy corta.

Mister_Lala

#3 Que fuese en primavera (a medidos de mayo) no quiere decir que no hiciera frío en Siberia. De hecho, nevó. Por suerte me alojaba en un complejo con buena calefacción, agua caliente, y con sistema para aguas fecales.

Preguntando a un amigo local de qué vivía la gente allí, me dijo que los tres meses de verano alquilaban una o dos habitaciones de sus casas, y ponían fuera un kiosko para vender bebidas y comida rápida. El pueblo multiplica por 4 la población esos meses. Con eso sacaban para vivir el resto del año, sin lujos. "¿Y qué hacen los otros 9 meses?", pregunté. Me dijo que nada. Pasar el día en casa conectados a internet, viendo series o jugando online, autoaislándose.

D

#4 Poco rústico me parece si tienen calefacción, alcantarillado e Internet. Eso es el Hilton del año 3000 comparado con los pueblos que yo visité.

Y ya te digo que el invierno le añade un matiz de aventura extrema rayano al peligro. Salir afuera a evacuar a menos quince grados es una experiencia mística difícil de explicar. Y las duchas al aire libre tirándote por encima un cubo de agua del pozo son algo inolvidable. lol

La vida del pueblo giraba en torno a La Tienda (así, en mayúsculas, porque había una para cinco pueblos). Era un miserable colmado, pero ya podrías necesitar un jersey, un queso o una bicicleta, que si no estaba en La Tienda no existía. Lo más divertido era ver que los lugareños se preocupaban mucho de vestir elegantes para ir a comprar, porque en La Tienda iban a encontrarse con otra gente y socializar. De hecho cuando íbamos a marchar vimos a un borracho que iba dando tumbos por la carretera... pero vestido con un correcto traje, porque iba a La Tienda a comprar más vodka.

Yo repetiría. Le hace a uno valorar más las comodidades cotidianas.

Mister_Lala

#6 Sí, bueno, la "calefacción" era un radiador eléctrico, internet era por antena wifi, y no había alcantarillado. El sistema para aguas fecales era un cacharro anexo al inodoro, que al tirar de la cadena machacaba las heces disolviéndolas con el agua, para que pudiesen circular por una tubería flexible. Imagino que iba a parar a un pozo ciego, o similar.

En este pueblo había un supermercado y un par de colmados. Me llamó la atención que mis amigos rusos fuesen supercargados de bolsas de fruta y verdura cuando volvían a su pueblo (y yo con ellos). Y es que los precios en su pueblo eran abusivos. En los colmados, cómo no, lo que más había era vodka.

D

#7 No es por competir en rusticismo, pero en mi caso directamente no había electricidad y el sistema de aguas fecales consistía en una vez al día coger el cubo bajo la letrina e ir a tirar el contenido al campo. Al cagar convenía hacer el truco del montañés: no mirar hacia abajo.

Otros detalle curioso que recuerdo es que en todo el pueblo había un único vecino con coche (y porque lo había construido él mismo, era un aparato digno de ver). Obviamente ese coche hacía de transporte público, tractor, ambulancia y lo que hiciera falta.

Era un lugar realmente aislado y detenido en el tiempo. Hasta me explicaron que yo era el segundo extranjero que pisaba aquel pueblo, el primero había sido un soldado americano durante la Segunda Guerra Mundial (y no exagero si te digo que prácticamente todos los habitantes eran de aquella época).

Mister_Lala

#8 Con el transporte también tuve una anécdota. Paso por una calle y veo una furgoneta como la de la foto y un par de tipos de aspecto sospechoso para un occidental que me miran de arriba a abajo. Al poco, veo que la furgoneta me pasa por al lado. Cuatro o cinco minutos más tarde, me viene de frente. Me voy por otra calle, y por allí que aparece. Empiezo a acojonarme pensando que me están siguiendo para hacerme dios sabe qué, y acelero el paso. Llego a la calle principal, y veo que lo que realmente pasa es que todas las furgonetas del pueblo son del mismo modelo y color.

D

#9 lol

Por lo menos allí tienen furgonetas.

Yo cuando me acojoné fue al llegar. Durante el camino que iba desde la carretera a la casa donde me alojaban (unos trescientos metros), todo el pueblo asomaba la nariz clandestinamente por encima de las verjas de sus huertos para ver al forastero.

Mister_Lala

#10 Ya me imagino a las madres encerrando a sus hijas adolescentes, no fuesen a fornicar con el extranjero. Que eso de ser distinto, llama mucho la atención a ciertas edades.

D

#11 ¿Adolescentes? Allí los más jóvenes eran el matrimonio que llevaba el colmado, y rondaban los sesenta años. Los jóvenes habían huido a las ciudades hacía eones.

Los habitantes también estaban anquilosados en el tiempo. Un vecino nos explicó cómo había sobrevivido durante la Segunda Guerra Mundial haciendo tambores con pellejo de gato. Aquí y allá podías ver a nonagenarios que habían peleado aquellas tierras palmo a palmo contra los nazis, tan pimpantes desbrozando las malas hierbas de sus huertos o caminando con dos bastones (no me atrevo a llamarlos muletas) mientras paseaban a sus cerdos.

Y todo esto a un tiro de piedra de Chernobil. Ahí es nada.

Mister_Lala

#12 Esa es otra cosa curiosa de la Rusia que yo vi: cada vez que te presentan a un viejo, te cuentan su curriculum. Y si el viejo se viene arriba, te enseña los carnets de cada cosa que hizo.

D

#13 A mí hasta me invitaban a sus casas. Mi sola presencia allí era un acontecimiento, por lo visto.

En mi caso de trataba de Ucrania.

Si te apetece contemplar un acertado retrato del ambiente rural de aquel rincón de mundo te recomiendo la película ”Todo está iluminado”. Es grata de ver (y más entretenida de lo que suena).