En realidad, no quería demostrar nada. Jesse Owens no pretendía convertirse en un símbolo contra el racismo, ni en un icono. Eso vendría luego. Owens fue a los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 a competir como lo llevaba haciendo los últimos años en Estados Unidos. Llegó —con su mirada huidiza, su sonrisa sincera y su piel negra—, ganó cuatro medallas de oro delante de Adolf Hitler y regresó a su país a seguir trabajando como botones.
Como siempre triunfa la hipocresía, los EEUU era y es un país mucho mas racista que Alemania, sin embargo utilizaron aquellas olimpiadas para criticar a otro país por hacer lo que en su país no solo de hacía sino que incluso estaba respaldado por sus leyes.
#1 Mmm, no recuerdo a los americanos gaseando negros, la verdad. Que no eran monjitas de la caridad precisamente y tenían lo suyo en temas de racismo, pero no nos pasemos de frenada diciendo lo que no es.
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Como siempre triunfa la hipocresía, los EEUU era y es un país mucho mas racista que Alemania, sin embargo utilizaron aquellas olimpiadas para criticar a otro país por hacer lo que en su país no solo de hacía sino que incluso estaba respaldado por sus leyes.
#1 Mmm, no recuerdo a los americanos gaseando negros, la verdad. Que no eran monjitas de la caridad precisamente y tenían lo suyo en temas de racismo, pero no nos pasemos de frenada diciendo lo que no es.
Este mismo año se ha estrenado un biopic sobre la figura de Jesse Owens: 'RACE' (El héroe de Berlín), película dirigida por Stephen Hopkins.