Los pilotos alemanes y británicos que se enfrentaban en la Segunda Guerra Mundial padecían por la noche de un defecto ocular: les costaba mucho calcular las distancias de los aviones y sus velocidades. Para habituar a los vigías a detectar aviones, algunos mandos los encerraban en cuartos oscuros durante horas antes de la batalla. El problema preocupaba a los científicos desde hacía siglos. En 1942, un científico español dio con la causa: la llamó miopía nocturna.
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