Aunque estos artículos son recurrentes por aquí, nunca es suficiente compartir el placer de leer libros tan bien escritos.
Rulfo era un tipo peculiar. Introvertido, poco hablador y nada amigo de explicarse. Le gustaba la fotografía y se nota en sus descripciones.
Conoció de niño a gente parecida a sus personajes de los libros. Vivió las desgracias y la violencia descontrolada de la revolución cristera. En la entrevista que le hizo en los 70 el gran Joaquín Soler en RTVE, éste le preguntó si esas personas hablaban así, y Rulfo contestó que no, pero que él escribió cómo tendrían que haber hablado en un libro. Transcribió el alma de lo que decían a su lenguaje y consiguió un resultado duro, seco, árido, salvaje y violento que era todavía más intenso que la realidad.
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Aunque estos artículos son recurrentes por aquí, nunca es suficiente compartir el placer de leer libros tan bien escritos.
Rulfo era un tipo peculiar. Introvertido, poco hablador y nada amigo de explicarse. Le gustaba la fotografía y se nota en sus descripciones.
Conoció de niño a gente parecida a sus personajes de los libros. Vivió las desgracias y la violencia descontrolada de la revolución cristera. En la entrevista que le hizo en los 70 el gran Joaquín Soler en RTVE, éste le preguntó si esas personas hablaban así, y Rulfo contestó que no, pero que él escribió cómo tendrían que haber hablado en un libro. Transcribió el alma de lo que decían a su lenguaje y consiguió un resultado duro, seco, árido, salvaje y violento que era todavía más intenso que la realidad.