Publicado hace 3 años por Asther a historiasinpretensiones.com

La aristocracia castellana empezó a posicionarse de cara a la sucesión, en los últimos años del reinado de Enrique IV y especialmente tras su muerte en 1474. Se dividió completamente en dos bandos, unos a favor de la hija de Enrique, Juana (La Beltraneja) frente a los que consideraban ésta como ilegítima y apoyaron a los hermanos de Enrique, primero Alfonso y luego a Isabel, la futura reina católica. Llegándose a la escenificación grotesca del derrocamiento del rey y nombrando a Alfonso sucesor. Es lo que conocemos como la farsa de Ávila.

Comentarios

D

Isabel de Castilla fue una usurpadora.

Pese a su santurroneria y la glorificación que se ha hecho (en el siglo XIX por el liberalismo y en el XX por el falangismo castellano centrista) no era especialmente inteligente. La maniobra para arrebatar el trono a Juana fue urdida por el Rey de Aragón Juan (¿II?), su hijo Fernando II ("EL católico") y ciertos nobles de Castilla.

Los aragoneses sobornaron a muchos nobles castellanos; fue una maniobra muy arriesgada para las finanzas aragonesas, pues tuvieron que endeudarse peligrosamente, y enfrente estaba Portugal, que tenía ya un imperio marítimo comparable al poder de la Corona de Aragón en el Mediterráneo...

Eso no lo verán en la Historia de España, que les hablará de Isabel, lo bien que lo hizo al expulsar a los judíos, y las trolas sobre camisas sucias y joyas empeñadas.

Cehona

#1 Bibliografía aunque sea apócrifa, porfi.