Hace 8 años | Por --486877-- a huffingtonpost.es
Publicado hace 8 años por --486877-- a huffingtonpost.es

Martin Seligman, uno de los psicólogos más mediáticos y poderosos de las últimas décadas, cuenta que un día allá a finales de los noventa, experimentó una epifanía cuando su hija de cinco años le llamó gruñón. Fue entonces cuando pensó que la psicología se centraba demasiado en el estudio de lo patológico y no en la virtud. Era necesario un cambio de rumbo.

Comentarios

debunker

Punset y familia no aprueban esta noticia #punsetadas

anor

"Se da la paradoja de que pretender ser feliz a toda costa podría provocar infelicidad. La necesidad de una actitud positiva o de optimismo en toda circunstancia vital puede provocar culpabilidad ante un estado anímico decaído. Puede ser muy frustrante pretender ser resiliente ante las dificultades, vivir para lograr metas y sonreír cada lunes de nuestras vidas. La felicidad no es algo a perseguir y no debe pasar por la negación o evitación de las experiencias dolorosas. Un problema no es siempre una oportunidad. A veces un problema es sólo eso, un problema. Y para ser conscientes del mismo y resolverlo tal vez debamos experimentar tristeza, rabia o miedo."