Publicado hace 8 años por malditascully a nationalgeographic.com.es

Una tórrida mañana de primavera, Galte Nyemeto estaba de pie en la orilla del lago Turkana asegurándose de que no había cocodrilos.El agua era somera, y la probabilidad de que apareciese un reptil, baja. Pero Nyemeto, sanadora tradicional de la tribu daasanach, estaba con una paciente, y hubiese sido nefasto –espiritualmente y, por supuesto, en otros sentidos– que un cocodrilo interrumpiese la ceremonia. Hacía mucho tiempo que la caza había acabado con casi todos los hipopótamos, más grandes y peligrosos, pero aún quedaban muchos cocodrilos...