La literatura de guerra es, en esencia, antibelicista. No en vano, es testimonio del horror, la tragedia, el drama, la catástrofe. Huella indeleble en la memoria de la violencia sinsentido, la muerte innecesaria, la vida arrebatada. En tiempos de contienda como los actuales, es, además, refugio de evasión y victoria de la razón.
Los anarquistas españoles eran antibelicistas y antiestado, pero dieron su sangre para detener la agresión del fascismo. Europa abandonó a la república española
Comentarios
Los anarquistas españoles eran antibelicistas y antiestado, pero dieron su sangre para detener la agresión del fascismo. Europa abandonó a la república española
#2 Patatas traigo.
He entrado sólo a comprobar si estaban Las aventuras del valeroso soldado Schwejk (1923), del checo Jaroslav Hasek.
Meneo.