En el año 968, el obispo Liutprando de Cremona emprendió un viaje a Constantinopla, capital del Imperio bizantino, en nombre del emperador Otón I del Sacro Imperio Romano Germánico. Su misión era negociar un matrimonio entre el futuro Otón II y una princesa bizantina, pero terminó escribiendo un relato lleno de sarcasmo, resentimiento y crítica feroz hacia los bizantinos, especialmente hacia el emperador Nicéforo II Focas.
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¿Quien me dice que esos escritos sean sinceros (que no veraces) y el embajador ese no sea un Feijo del pasado?