El negocio de las apuestas deportivas crece rápido y sin cesar en Euskal Herria, con dos comunidades que apuestan mucho más que en España. Mientras las instituciones preparan nuevas normativas, los movimientos vecinales se organizan para plantar cara al auge de estos locales de juego.
Qué asco me dan cuando escriben “dos comunidades que apuestan más que en España”
Se dice “que en el resto de España, o “que la media española”
Buscan el hacer una separación y poner las dos entidades al mismo nivel. Es un trabajo de forzar el independentismo a través del martilleo constante de mensajes a bajo nivel buscando confrontación.
Los catalanes lo usan mucho también...
Lo jodido es que se hace desde ambos lados del problema, ya que al final, conviene a todos el estar enfadado con “otros”
Voy a mirar un mapa a ver donde está el País Vasco y Navarra, que estos de el salto me han hecho dudar. Ah sí, están en España (por cierto, gente de El Salto, ya conozco a varias personas de izquierdas que han dejado de leerles por reirles las gracias a nacionalismos como el catalán y el vasco, tan rancios como el centralista).
Comentarios
Qué asco me dan cuando escriben “dos comunidades que apuestan más que en España”
Se dice “que en el resto de España, o “que la media española”
Buscan el hacer una separación y poner las dos entidades al mismo nivel. Es un trabajo de forzar el independentismo a través del martilleo constante de mensajes a bajo nivel buscando confrontación.
Los catalanes lo usan mucho también...
Lo jodido es que se hace desde ambos lados del problema, ya que al final, conviene a todos el estar enfadado con “otros”
#1 Cómo te pica, españolisto.
#2 vaya nivel... qué pena. Añade la Buambulancia y ya estarás a un nivel dialéctico de un quinceañero
#1 y del problema de la ludopatia y del negocio a su alrededor... algo que comentar?
Voy a mirar un mapa a ver donde está el País Vasco y Navarra, que estos de el salto me han hecho dudar. Ah sí, están en España (por cierto, gente de El Salto, ya conozco a varias personas de izquierdas que han dejado de leerles por reirles las gracias a nacionalismos como el catalán y el vasco, tan rancios como el centralista).