P.P.: Que parezca que ahora no se le canta a la libertad creo que es una de las consecuencias del discurso de la democracia, que es un arma de doble filo. Parece que ahora vivimos en un contexto en el que no hace falta cantar a la libertad e incluso se tacha a quien lo hace como gente de otro tiempo, de otra época, como gente desfasada. Y en ese sentido, el discurso de la democracia es peligroso porque está clarísimo que seguimos siendo esclavos y esclavas de muchas cosas...
Comentarios
... En este caso no es de una dictadura política, pero somos esclavos de una dictadura económica; cambia el enemigo pero la realidad es parecida, no la misma, pero parecida. […]
L.P.: […] Todo se puede usar para coartar la libertad. El virus se va a utilizar igual que se usó el terrorismo para crear el dilema entre libertad y seguridad; y a partir del miedo al ciudadano se le vende lo que se quiere, y pedirá que se le quite parte de su libertad para que no lo maten...
Si no notáis la dictadura política haced esta prueba: una buena canción con ritmo pegajoso que llegue a ser la más reproducida en Spotify y que diga 'me cago en dios, muera el rey y declaro la independencia de Catalunya'. ¡Anda que no vais a recordar pronto la dictadura política, y la vais a sufrir tanto o más que la económica! ¡Ya está bien de ir predicando que contra el capital sí pero contra el Estado no, cuando las dos son fuerzas antidemocráticas! Ah, y por cierto, si uno no es culpable de los errores de su padre, tampoco lo es de sus aciertos, así que no sé qué ha hecho el tal 'P.P.' para estar en esta entrevista, ¡apliquémonos los principios republicanos, señor Luis!
Los que molan ahora son los que dicen que ellos no son ni de izquierdas ni de derechas y lo que resultan que son de los del dinero y todo su objetivo es gobernar o defender a los de la pasta. Todo lo regula el dinero y el mercado como la explotación de las personas y del medio ambiente.