El 24 de septiembre, un camión con falangistas y guardias civiles llegó al pueblo buscando a varios vecinos. Chelines Fitor vio a través de los cristales de la escuela como se llevaban a su padre, gritando ¡mis hijas, mis hijas! La maestra y las 3 hijas de José se abrazaron llorando. Cuando volvieron a casa, su madre y sus hermanos lloraban sin parar. La esposa de José y las hijas pasaron la noche en vela, sin cenar, esperando acontecimientos.

Comentarios

tetepepe

Fueron tiempos de extraordinaria placidez.
O al menos eso dijo Mayor Oreja.

D

#1 tres excrementos de momento están a favor de essos patriotas incomprendidos. Y posiblemente si volviera a suceder, serían los que apretarian con gozo el gatillo.

devilinside

El lado bueno de la historia o la ley sin democracia