«Quino», el creador de Mafalda, se va en plena pandemia mundial del coronavirus, precisamente cuando sus reflexiones, ironías, preguntas al mundo y a cada ciudadano en particular son más necesarias que nunca. Atrás nos deja, sin embargo, más de 50 años de humor ácido, punzante y certero, de ese que se te mete dentro como una flecha envenenada y te lleva a replantearte tu vida misma, tu destino, tu presencia en este mundo.
Las preguntas de MAFALDA nunca fueron inocentes.
Eran dardos certeros que te golpeaban con la realidad.
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Usar a Mafalda era un buen recurso. Quino creó un mundo donde los compañeros de juego ocupaban posiciones arquetípicas muy ajustadas a la realidad a pesar de estar presentadas como caricaturas.
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Otro acierto, es usar los ojos de niño, para volver a ver el mundo desde el punto de vista del recién llegado. Hay muchas críticas al pensamiento rancio y directamente una critica a no pensar, porque Mafalda siempre anda recordando que sobre todo hay que pensar, cuestionar, investigar... Gracias Quino!
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Las preguntas de MAFALDA nunca fueron inocentes.
Eran dardos certeros que te golpeaban con la realidad.
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Usar a Mafalda era un buen recurso. Quino creó un mundo donde los compañeros de juego ocupaban posiciones arquetípicas muy ajustadas a la realidad a pesar de estar presentadas como caricaturas.
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Otro acierto, es usar los ojos de niño, para volver a ver el mundo desde el punto de vista del recién llegado. Hay muchas críticas al pensamiento rancio y directamente una critica a no pensar, porque Mafalda siempre anda recordando que sobre todo hay que pensar, cuestionar, investigar... Gracias Quino!