Tengamos consciencia o no de ellos, los mandatos familiares transmitidos en la infancia pueden actuar, en la mayoría de las ocasiones, como elementos represores para el desarrollo personal, generando en el adulto una incapacidad para reconocer sus propios deseos y necesidades cuando estos discrepan de las normas morales, éticas, religiosas, afectivas y relacionales que fueron asumidas como parte de una identidad colectiva llamada familia.
Comentarios
Niño, deja ya de joder con la pelota......
Yo a mis hijos les inculcare que en cuanto se encuentren con un psicólogo lo golpeen antes de que hable.