Hace 1 año | Por Andaui a jotdown.es
Publicado hace 1 año por Andaui a jotdown.es

Ya no queda nada del territorio literario de Joseph Conrad, de las cristalinas aguas y los vientos cálidos que mecían palmeras de casa encalada donde sesteaba el oficial de paso. No hay bricbarcas, ni bergantines, ni ninguna de aquellas esbeltas criaturas de crujientes maderas que tenían personalidad intransferible y sabían de peleas a muerte en confines inhóspitos con la misma materia del mundo.