En el número del 12 de enero de 1930 de la revista Crónica, el periodista José de las Casas Pérez se propuso resolver el misterio que rondaba a Francisco Pi y Margall desde el 3 de mayo de 1874. Ese día, un sacerdote carlista originario de Orense acudió al domicilio del político en el número 25 de la calle Preciados de Madrid y pidió ser recibido por él.
"Es amable, sincero, modesto. ¡Y pobre!… De una digna y altiva pobreza. El noble viejecito federal no ha querido sueldos ni recompensas de Nadie. Tiene, como médico, su antigua clientela»."
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"Es amable, sincero, modesto. ¡Y pobre!… De una digna y altiva pobreza. El noble viejecito federal no ha querido sueldos ni recompensas de Nadie. Tiene, como médico, su antigua clientela»."
Podían tomar nota los políticos actuales
¿Mató el anterior jefe del estado a su hermano?