Puede resultar tentador culpar a la falta de fuerza de voluntad o a la escasez de talento, y atribuir el éxito al trabajo duro y esfuerzo. Sin duda, esas cosas son importantes. Sin embargo, resulta interesante, ver cómo el comportamiento humano se ha formado con el tiempo y se descubre que la motivación (e incluso el talento) está, a menudo, sobrevalorada. En muchos casos, el entorno es más importante. Permítanme compartir un ejemplo que me sorprendió cuando lo conocí.
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