El mito del pingüino emperador familiar nace de las observaciones de George Levick, médico del capitán Scott durante su expedición a la Antártida. Levick, horrorizado por lo que había visto, autocensuró gran parte de sus observaciones: homosexualidad, violaciones de crías, masturbación y necrofilia fueron algunos de los comportamientos que vio en estos animales. Demasiado para su mentalidad de comienzos del siglo XX, que calificó estas prácticas de "depravadas".
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