Hace 6 horas | Por Quinqui a yorokobu.es
Publicado hace 6 horas por Quinqui a yorokobu.es

Decir que La península de las casas vacías, de David Uclés, es una novela que habla de la Guerra Civil es simplificar demasiado. Porque sí, su autor relata los tres años que duró el terrible conflicto bélico español a través de la historia de una familia de campesinos, los Ardolento, con la que cualquiera podríamos identificarnos. Pero las vicisitudes que rodean a este clan encabezado por Odisto y su esposa, María, son, en realidad, las que pasó la propia familia de Uclés, que entremezcla en el relato supersticiones, leyendas y tradiciones

Comentarios

Gandark_S1rk

pues si se puede... basicamente es el argumento base de Star Wars

AnarkoPunk

Que no???

En un rincón olvidado de España, en el pueblo de Cienlunas, la guerra civil estalló con la furia de un vendaval en una tarde de verano. Los combatientes, envueltos en trajes de polvo y sueños rotos, luchaban entre olivos centenarios y campos de amapolas que susurraban secretos antiguos. Los aviones no lanzaban bombas, sino cartas de amor que flotaban en el aire, confundiendo a los soldados con promesas de un mañana mejor.

En la plaza central, un anciano ciego tocaba su guitarra, y sus melodías detenían los fusiles por unos instantes, mientras las balas se convertían en mariposas que revoloteaban sobre los tejados. Las madres lloraban lágrimas de oro que recogían en jarras de barro, creyendo que algún día podrían comprar la paz con ellas.

Un joven miliciano, llamado Ignacio, llevaba siempre consigo un libro de poemas que su madre le había regalado. En medio del caos, recitaba versos que hacían brotar flores en las trincheras y susurraba esperanzas en los oídos de sus compañeros. La tierra, marcada por cicatrices de fuego y sangre, respondía con brotes verdes que anunciaban la resistencia de la vida sobre la muerte.

Las noches en Cienlunas eran iluminadas por estrellas que contaban historias de tiempos antiguos, y los combates se suspendían para escuchar el eco de esas narraciones celestiales. Los días pasaron como un suspiro, y los años se deslizaron como arena entre los dedos.

Al final, la guerra se desvaneció como una niebla al amanecer. Los fusiles se oxidaron y los gritos se transformaron en susurros de reconciliación. En los campos, donde antes se alzaban trincheras, ahora crecía trigo dorado bajo un sol benevolente. El pueblo de Cienlunas, en el corazón de España, renacía de sus cenizas, y en su aire se respiraba la promesa de un nuevo comienzo.

Y así, entre la magia de lo cotidiano y la poesía de la resistencia, la guerra civil española quedó atrapada en el recuerdo de un tiempo irreal, donde el sufrimiento se transformó en leyenda y la esperanza en un himno eterno.


Fuente: Chatgpt

c

#2 Buen estilo, pero un final horrible.