Hace 4 años | Por aunotrovago a lapiedradesisifo.com
Publicado hace 4 años por aunotrovago a lapiedradesisifo.com

En un artículo publicado en The Guardian Kathryn Hughes se refiere a una anécdota ocurrida justo después de que se anunciara la muerte de Charles Dickens en junio de 1870. Al enterarse de la noticia, la joven hija de un comerciante londinense preguntó ansiosamente: «Si ha muerto el señor Dickens, ¿eso quiere decir que también se morirá Papá Noel?». Esta anécdota sirve para ilustrar de qué manera Dickens y la tradición navideña, tal y como se ha ido transmitiendo de generación en generación, forman un todo.

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...descubriremos que cuando tenía 12 años fue privado de su padre, que tuvo que ingresar en prisión a causa de sus deudas. Arrancado de la escuela, el muchacho empezó a trabajar en Warren’s Boot-Blacking Factory, una fábrica de betún para calzado infestada de ratas a orillas del Támesis. Tras jornadas de diez horas, regresaba cada noche a su sombrío alojamiento en Camden Town. Los seis chelines semanales que gana apenas le llegaban para comer, porque con ese dinero tenía que pagar su hospedaje y ayudar a su familia. Tan grande fue el trauma que cuando era adulto Dickens solo reveló los detalles a su mejor amigo, John Forster. Pero fue dejando rastros en muchas de sus novelas. Por supuesto, en la novela autobiográfica de 1850 David Copperfield

Autentico paraíso neoliberal