Tras la I Guerra Mundial, a los franceses no les bastó su victoria sobre Alemania; el odio acumulado tras las humllación decimonónica de la Guerra Franco-Prusiana llevó a que incluso despojara al enemigo de elementos culturales. Una de esas acciones fue obra del humorista Pierre Henri Cami, que entre 1925 y 1927 hizo una versión gala y paródica (aún más) del barón de Munchausaen y sus extravagantes aventuras, trocando su nombre por el de barón de Crac, cambiando su nacionalidad prusiana por la gascona y poniéndolo al servicio de Luis XV.