El protagonista, que, contra su voluntad, se encuentra lejos de su amada y en la más absoluta soledad, se ve superado por la realidad que le circunda: guerras, terrorismo, pobreza, nacionalismos, extremismos ideológicos o religiosos: odios heredados de aquellos seres que, entonces, se arrogaron la verdad absoluta, y que aspiraban, al igual que sus herederos ahora, a someter bajo su yugo dictatorial a los que piensan, sienten y creen distinto; infectando, con ello, a toda la sociedad por cualquier medio disponible a su alcance...