Hace 1 mes | Por Fliegende a zendalibros.com
Publicado hace 1 mes por Fliegende a zendalibros.com

En el vasto universo del lenguaje, ciertas palabras ocupan un estatus de intocabilidad, son la cochambre de nuestras conversaciones, donde el usuario (¿cursi, hortera?) opondrá una invencible resistencia a su reeducación. Y lo sabemos. Hoy vamos a explorarlas, despiadados. ¿Por qué nos provocan repugnancia?

Comentarios

Sacronte

A mi siempre me da fatiga la palabra exclusivo. Un chalé exclusivo, una fiesta exclusiva, un lo que sea, normalmente en el contexto de algo solo accesible por una clase alta y que, como la propia palabra dice excluye al resto, a la chusma. No se desde cuando excluir es algo positivo y mucho menos contra la mayoría de la población.

Sería un artículo excelso si hubieran incluido "dinámico", nunca se fíen de alguien que usa ese adjetivo.