Hace 5 años | Por Muzai a yorokobu.es
Publicado hace 5 años por Muzai a yorokobu.es

Es difícil intuir detrás de qué halagos, felicitaciones o piropos conspira la envidia. No lo sabrás, están curtidos: su alegría parece sincera porque se la ve henchida y fluida. Pero no se alegran. Por dentro, cuando repararon en tu ascenso, tu embarazo, tu boda, tu premio, tu soltura social, tu pericia; por dentro, se les bloqueó el engranaje, sintieron, de golpe, su vida como desabastecida.

Comentarios

r

Me alegro de q hayas compartido este artículo. Podía haber sido yo, pero lo encontraste tú. Qué bueno, me alegro por ti.