La película que Newman odiaba era 'El cáliz de plata', que casualmente fue su primera oportunidad en la gran pantalla tras varios años dedicado al teatro y a apariciones puntuales en series de televisión. Allí dio vida a Basil, un esclavo que tiene que hacer un cáliz que tenga tantos los rostros de los doce apóstoles como el de Jesucristo.